Cambio de planes

1. Paso de los médicos: paso de ir a más, de escucharles. De drogarme. Bueno, de eso no… escucharé a mi cuerpo que me sabe contar muy bien que le pasa. Adelgazaré. Muscularé. Y que les den, a ellos con sus palabros incomprensibles, con sus opiniones médicas contradictorias, con su afición al bisturí.

2. Me voy a la KDD de Furias. El puente de mayo, 5 días navegando, rodeada de primos de Cocoliso. Tengo ganas. Aunque me duela. SI total, en casa me va a doler igual.

3. No pienso colgar cuadros en mi renovada casa. Las paredes están lisas. Me molan.

 

 

9 años

Alex Cabedo – 16.3.2003 – 16.3.2012

Mi brother, mi amigo del alma, compañero de batallas y botellas. Me enseñó a respetar aunque no te respeten. A exprimir la vida haciéndole un guiño. A que a veces no son necesarias las palabras.

Hoy hace 9 años que nos dejó y sigo echándole de menos. Nueve años en los que ha estado a mi lado, me visita a menudo, me susurra al oído mientras duermo. Nueve años tras compartir juntos apenas dos… que cosas, verdad?

Te quiero, brother. Need u so mucho todavía!

 

 

Cuando martes se escribe con J

Menudo día…

Y van 17 en casa, con dolores, haciendo reposo y parece que mejorando poco a poco. Hoy lucía el sol, calorcito… CCLS llamándome! Así que fui a comer al puerto con TW, a disfrutar del sol, del olor a mar, de la buena compañía…

Y de repente, sin anestesia ni ná, ahí estaba él, cojeando menos que yo! coño! Tanto drama para verle caminar tan tieso, con su muleta, como si nada. “Mantente firme, gata, respira hondo” susurraba mi cabeza mientras intentaba controlar el tembleque de los cubiertos. Frase absurda: “no han sido 5 meses” con mirada triste como respuesta. Frase doblemente absurda: “tendré que alquilarte la muleta”, esta ya sin respuesta.

A estas horas, si tuviera cubiertos entre manos, seguirían temblando…

Y como colofón, el gran J aviator ha venido a visitarme. Él y su ego. Y hoy, sinceramente, no estoy para aguantar egos de nadie…:)

 

Y de repente

te atenaza, cuando apagas la luz, cuando no encuentras una posición cómoda en la cama. Hace años que me pasa, pero no puedo evitar que ahora me duela más, me corroa más, coja forma a mi lado en la cama y me mire directamente a la cara.

El miedo es jodido, más que cualquier cosa rara que te coma las vértebras. Y hoy tengo miedo. Porque no he hecho un gran esfuerzo, no. He acompañado a mi hermana al hospital a que la operaran del ojo, le he dado la mano cuando salía para que no se cayera (manda huevos), nos hemos reído “la coja y la tuerta, hoy pillamos seguro!!!” y la he llevado a casa.

De ahí, a intentar acortar la lista de gestiones urgentes: tramitar una incapacidad, contactar con ese centro en Lyon, descansar un poco antes de volver a coger el coche para regresar a casa, con Kissa atacada de los nervios – odia ir en coche-. Y al llegar, cena ligera, que la dieta no entiende de angustias y ansiedades, distracciones banales via Facebook y Twitter y un poco de lectura nada seria. La mano de Fátima es un coñazo :) pero no consigo que me de sueño, ni siquiera el combinado de diazepan+noctamid lo consigue.

Mi cerebro da vueltas y vueltas y vueltas y vueltas …

No puedo dejarme vencer por el miedo. Ni por la pena. Ni por añorar tantas cosas que se me quedarán en el tintero. Ni mi tierra roja africana que probablemente no volveré a pisar. En mi último viaje, cuando llevé a S. a que conociera algo tan importante para mi, cuando ya regresábamos a Dakar a coger el vuelo, paramos a comprar mangos en la carretera. Y vi la tierra, roja como la sangre… Le pedí una bolsa al chico de los mangos quien extrañado preguntó para qué la quería. “Quiero llevarme tierra a España, para que el día que muera, puedan echarla en mi tumba para descansar en tierra senegalesa”. “Tu es une toubab senegalaise!!!” me sonrió. Tengo mis dos potes de tierra roja… no me puedo quejar, tantas cosas que he vivido, he disfrutado, he sentido, he… exprimido! No me puedo quejar y no puedo dejarme vencer por el miedo.

Así que seca las lágrimas, gata. Distraete un rato y a dormir, que mañana será un nuevo día, lleno de cosas interesantes y maravillosas!

 

A grandes males…

grandes remedios.

Llorar sirve de poco, aunque a veces hace falta hacerlo y mucho mejor si es frente a alguien que te quiere y te intenta comprender. *Gracias P, muchas gracias! *

Mi casa, esta en la que vivo de okupa, está llena de carteles que me recordarán a todas horas que puedo hacerlo: “YO PUEDO” preside mi nevera, la lista completa de vértebras afectadas tapa la tostadora y mientras me mire al espejo cada mañana leeré lo siguiente:

En los dos últimos años me he llenado la boca e hinchado el pecho con orgullo hablando de mi relación con la náutica: como afronté mis miedos, como aprendí a navegar, como me lancé a hacerlo sola… como cada pequeño reto se convirtió en una pequeña-gran victoria.

Y de repente, ¿me asusto? pero bueno, que somos, ¿¿¿¿ hombres o ratones???? Tengo un problema. Tengo un problema serio y que no tiene solución. Pero en mi mano está la posibilidad de ponerle trabas en las ruedas para que tarde más en dejarme en una silla de ruedas, en comerse mi columna. He de perder 30 kilos de peso y hoy ha sido el primer día de mi nueva vida. Eso tan absurdo, hacer dieta, me ha vencido año tras año, día tras día, causandome una gran ansiedad y ahora, me avergüenza escribirlo, hasta miedo. QUE COÑO. Hoy he empezado la dieta y no, no me iré a Suiza ni a Marbella. Lo haré aquí, con ayuda médica, pero lo haré yo sola. PORQUE YO PUEDO

Y desde hoy, para vosotros mis escasos lectores, esta web se va a convertir en el cajón donde vomitaré todo lo que me pasa por la cabeza y no por el estómago. Un diario en que que quiero plasmar como me siento en relación a esta cuenta atrás…va a ser un coñazo :) pero me apetece hacerlo…

Qué sentí  cuando salí de la consulta, me senté con dificultad en mi coche, arranqué y salí de aquel subterráneo, buscando aire, boqueando, intentando controlar esa pelota que se hacía grande en mi cuello, en mi esternón, en mi cabeza. Explotó. Me dejé invadir por el pánico al dolor, por el miedo a perder mi movilidad, por esa promesa que coño, va a ser de las que se cumplen, de terminar en una silla de ruedas mucho antes de lo que sería justo. LLoré. Mucho. Sufrí y eché en falta una mano amiga, un abrazo, compartir mi dolor.

Pero pasarlo sola me sirvió para controlarlo. Una vez más me acosté prometiéndome que por la mañana estaría bien, no me puedo permitir estar, encima, deprimida.

Y así ha sido: me desperté, me drogué para controlar el dolor, me senté ante el pc y me puse a buscar alternativas, a llamar a médicos, buscar tratamientos.

Esta es sin duda la mayor lección que me va a dar la vida. Tengo por delante un reto, que siempre ha sido lo que a mi me ha gustado, lo que me ha motivado. Recojo el guante, vida y me enfrento a la dura prueba con la cabeza tranquila, el corazón lleno de caricias de la gente que me quiere y la tranquilidad de saber que el día que no pueda más, podré marcharme en paz…

Voy a conseguirlo.