de subidas y bajadas, de absurdos y daños colaterales. Once meses de noria, agotadores, una odisea que de repente, sin previo aviso, de desliza lentamente por una cuestecita hacia un remanso…
Nunca nos ha dado miedo decir lo que pensamos. Tal vez, por eso, J y yo hayamos conseguido evitar estrellarnos desde lo alto de la noria. Tal vez por eso, J y yo seremos siempre amigos. Tal vez, por eso, por primera vez hemos podido pasar 48 horas juntos sin explosiones nucleares.
El Delta del Ebro está lleno de mosquitos. Tienes que usar protección, de la buena. Y algo para las picaduras. Pero si aprendes a convivir con eso, es un verdadero paraíso…
Han sido dos días alucinantes. Ahora, toca esperar…