Sola

Mentira, no estaba sola. Estábamos los dos. Juntos, a la par, tranquilos, a nuestro ritmo.  Primero la mayor, luego el génova. Y el momento mágico de apagar el motor e intentar relajarnos…

La semana no podía acabar mejor, después de tanta borrasca, tormenta, subes y bajas.  

Mi nueva vida, que aún no ha empezado, ya me hace feliz :)   Y no necesito que me rescaten, pero thank youuuuuuuuuu

Las tormentas de verano

son así. Aguacero, te empapas, dejas que el agua cale hasta lo más profundo de tus huesos (dios mío, iba a escribir viejos huesos… ooohhhh myyyy gooood), y que arrastre toda la mugre acumulada en cada pliegue y recoveco de tu alma.

Y cuando termina, sale el sol… o el Arco Iris, ese tan lindo que vimos el otro día en Navarra :)

Ya es viernes. Ya queda menos. Esta noche los gnomos (¿o fueron mis ángeles? ) han pasado por la ofi y el montoncito de marrones me parece más pequeño que cuando cerré la puerta a las 20 horas desquiciada… Hoy cierro un tema que coletea desde hace más de seis años y del que tengo muuuuchas ganas de desprenderme. Firmaré un talonazo, de esos que quitan el hipo, y ala… que se lo lleve el viento.  Hoy me cabrearé dos  o tres veces con dos o tres clientes para que entiendan en que consiste mi trabajo y que el título de hacedora de milagros no me lo dieron en la facultad, a ver si se enteran ya y me facilitan el simplemente trabajar como una persona normal, por muy divina que yo sea :) Y esta tarde, Zakkai y yo nos relajaremos jugando a Bricowoman, poniendo a punto detalles con cierta importancia que me permitirán disfrutar de mi dosis de sueños y libertad con más tranquilidad a partir de mañana.

Dentro de un mes y medio, querría que empezara mi nueva vida. He de trabajar firmemente en ello, mi querido P. I need you como asesor!!!! Limoncello’s therapy, please!

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