El zorro

del Principito se acercaba cada día un poco más. Esperaba al pequeño príncipe, contando los minutos. Se dejó domesticar.

A mi, hoy, el zorro de me ha dado un bocado, después de hacerme pensar que estaba siendo domesticado…

Qué sensación agridulce, ha sido la conversación más entrañable y con más cariño que J y yo hayamos tenido nunca…

 

Comments are closed.