Cuando tu vida se rige por dos letras, la J y la K, pasan cosas extrañas.
De repente, las J se mueven, se acercan, se dejan llevar… una especialmente, claro está. Se acerca tanto que hasta se ha dejado acariciar… lástima que las J no sepan ronronear como lo hace mi K mayúscula, Kissa.
Sigue su proceso de marinización, ya se mueve a gusto por CCLS siempre y cuando estemos en puerto.
En el mar, su estómago sigue revolviéndose contra la decisión de que sea una gata marinera. Dadme tiempo…
Mi otra K sigue progresando, lentamente
pero ya hemos cruzado 6 metas volantes!

