Ea

Brillaba el azul. En un tono que hacía meses no disfrutaba. Me estaba llamando… no ha podido ser,… nunca se puede tener todo! Pero ahí estaba él, esperándome. Creo que al verme llegar por el pantalán se ha sonreído, así, de medio lado…

Nos hemos abrazado, tantos días sin vernos, tanto que contarte! Todo en orden, me acercaré a buscar esas piezas que faltan para sujetar ese candelero… Ni pizca de agua, mi pequeño es hermético a las tormentas, ojalá aprenda yo de él también a cerrarme a cal y canto y no dejar que me afecten los chaparrones otoñales.

Su compañía me relaja. Su compañía me motiva. Su compañía me hace feliz. Cuento las horas para regresar, apenas dos días y podré entregarme a él sin horarios, remordimientos de conciencia o nubes en la cabeza, que me rondan desde hace demasiados días y vienen cargaditas, dispuestas a soltarme un chaparrón en el momento menos adecuado.

Un Estimado Amigo viaja en una de esas nubes. Pero no sabe que cuando estoy con él, las nubes desaparecen, se diluyen en la inmensidad del cielo sin que haya podido averiguar que truco de magia utiliza. Y así, de repente, en unas horas, mi EA ha cambiado de estado, más gaseoso que nunca, viaja por el éter… bye bye, dear EA! Just enjoy!

Sonrío. Pero sonrío desde dentro, bajito, me sonrío a mi misma. Sonrío y sé que a pesar de los nubarrones, no tardará en salir el sol y volverá ese azul brillante que tanto me gusta…

Jopetas, pero que suerte tengo…

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